sábado, agosto 21

El secreto

Autores varios


Se lo confirmó media hora después de estar sentada en la mesa


-¿Sabés qué pasa Juan? Si se lo digo no hay retorno... Vos sabés cómo es Eleonora, celosa, impulsiva, no escucha, no creo que comprenda las cosas como son. Prefiero mantener en silencio la situación, hasta ver cómo se lo digo. Por favor, les pido a los dos que guarden el secreto.


Los tres amigos se quedaron pensando mientras pedían la cuarta botella de vino de la noche.


-Estas cosas no se manejan así- dijo Domingo, que era el referente del grupo por ser el mayor, rozaba los 65 años.


-Ya sé que no deberían manejarse así- respondió mientras empinaba la botella hacia el vaso como queriendo exprimirla. -Temo que Eleonora cometa una locura al enterarse-


Mientras tanto Eleonora, en su casa, escuchaba música y a pesar de la noche cerrada arreglaba su jardín. Ya estaba pronta la primavera y le gustaba recibirla con todo! Era la estación del año que la hacía sentir feliz, le daban ganas de dejar la cama temprano, acompañada por unos mates y disfrutar del verde y colorido lugar que estaba preparando.


-A vos Juan, tanto como a vos Domingo debo decirles que pensándolo bien el silencio no pasa del fin de semana. Finalmente por tanto proteger a Eleonora de lo que nosotros suponemos va a ser una tragedia estamos colaborando para que siga viviendo en la mentira. No se va a suicidar. Le sobran recursos para bancarse emociones intensas. Ella ama demasiado la vida como para dejarse caer por una traición como esta. ¿O no? Servime más vino Juan, por favor!

Eleonora, mirándose en el espejo descubre una cana, se descubre en su rostro una bella sonrisa y piensa... -¿Sabrá lo que me está pasando? Hoy tengo que enfrentarlo-, mientras acomoda su primera cana. -Ya sé, ante todo uno debe ser honesto pero a veces una mentira es necesaria para evitar malos tragos…, eso mismo…- y se llena una copa de un Malbec, cosecha 2003 -Qué bien sabe…-

Eleonora ya no era la misma de antaño, sus nervios la paralizaban cada vez con mayor frecuencia. Había empezado a tomar unas píldoras para adelgazar que habían acrecentado su mal carácter

-Cristina, vos sabés mejor que nadie, que es lo que pasa cuando no se sinceran ciertas cuestiones. ¿O querés que te recuerde lo que viviste en carne propia, hace unos 15 años?- Dijo Domingo.


-No se te ocurra hablarme de eso Domingo, no se te ocurra hablarme de eso ahora!- contestó ella, poniéndose algo nerviosa... -eso no tiene nada que ver con lo que estamos discutiendo - Se paró para ir al toilette y poder así terminar el tema que tan molesta la había puesto.

-¡No sé para qué sacás esas cuestiones ahora!, sabés cómo la irritan y en definitiva lo que tenemos que lograr es que hable con Eleonora, es la única que puede hacerlo- dijo Juan mientras apuraba su vaso de vino

Cristina estaba molesta, ya había sido bastante pesado convencerlos de no hablar, y ahora a Domingo se le ocurría remover el pasado. No tenía ganas de seguir sentada con ellos. Volvió a la mesa, tomó su abrigo y…

-No, esperá!!!!!-dijo Juan.- ¿qué clase de amiga sos que cuando se te necesita te escabullís?-

-Disculpen, hoy no estoy en condiciones de ayudar a nadie- Tomó su cartera con los ojos
llenos de lágrimas y salió del restaurant tan rápido como una liebre. Miró el reloj, las agujas indicaban casi las 4 de la mañana.

-Te lo dije Domingo ¿ahora qué hacemos?-

En la "Luciérnaga curiosa" apenas quedaba una mesa con una pareja de comensales. La noche era de las últimas que arrastraba el invierno. El clima entre ellos ya no era como hacía tres horas cuando se habían encontrado. Juan se levantó y decidió ir por Cristina. Diez minutos después volvió a la mesa

–Se fue llorando, no quiso volver-

-Qué mina! lo sabía, no tiene coraje. Te advertí que era inútil tratar de convencerla. Vamos a tener que buscar otra manera... Mozo, la cuenta por favor-

Cristina pensaba, mientras el taxista le hablaba del clima y del gobierno. De forma intempestiva dijo -chofer, vuelva, tengo que ir a otro lugar antes de volver a mi casa- le indicó la dirección Golondrina esquina Eucaliptus. Estaba decidida a hablar con Eleonora aunque la hora no fuera razonable.

A minutos de llegar se dio cuenta que era necesario asegurarse que Isabel no estuviera. Los viernes no duerme en casa de Eleonora recordó, así que arriesgó su llegada sin aviso. Le pagó al taxista, bajó del auto y se acercó al portero.

-Soy yo, Cristina-

-Cris… qué hacés a esta hora? Pasá, pasá
Juan y Domingo decidieron caminar sin rumbo certero. Entre silencios y comentarios aleatorios fueron tomando alguna decisión…

-Cristina, ¿pasó algo? preguntó Eleonora con gesto de preocupación.

-No, no, necesitaba hablar con vos.... pero....no sé... hace frío, ¿podemos tomar algo? dijo Cristina, mientras se aseguraba que no hubiera nadie en la casa. -Este es el momento–pensó.

Sabía que a partir de esa noche todo cambiaría, miró a Eleonora y…

-Sé que la hora no es apropiada, pero necesitaba hablar con vos, estuve con Juan y con Domingo hasta hace un rato-.

-¿Que sucede Cristina?, ¿Por qué tanta urgencia en hablar conmigo? ¿Qué es tan importante que no podía esperar?-

-Por favor Eleonora tranquilízate, tomá asiento y escuchame con atención-

Eleonora fue a la cocina a preparar un café. Cristina se refregaba las manos, muy nerviosa, pero ya había tomado la decisión. De pronto escucha pasos que bajaban por la escalera.

-Eleonora, mi amor!! Cielo, te sentís bien?- dijo Isabel que apareció semidesnuda frente a los ojos de Cristina.... No podía creer lo que estaba viendo.

-¡Ay mamá por favor! Cuántas veces te dije que no salgas así del baño, ponete la bata! No la aguanto más! - le dijo al oído a Cristina -desde que no puedo hacerle tomar la medicación está insoportable, ya no quiero que me diga mi amor, ni mi cielo, ni nada! y no sólo eso, ahora mi tío ni siquiera la viene a buscar los viernes, esto es un infierno!-protestaba sin parar. Encima mi viejo, no sé en qué anda... hace mucho que no lo ves?

-Te dije… estuve hoy con él. Con él y con Juan- dijo tímidamente Cristina

-Ah mirá vos, a esta altura está más tiempo con Juan que conmigo-

Cristina jamás se imaginó que Isabel estaría en la casa justo cuando ella estaba decidida a contarle todo a Eleonora. Optó por tranquilizarse y dejar transcurrir el tiempo. De lo que estaba segura era que no se iría de allí sin hablar.

Aprovechando la discusión entre Eleonora e Isabel, Cristina le mandó un mensaje a Domingo... "Estoy por hablar con Eleo..." Minutos después. Respuesta... "Esperame, puedo estar, es mi nieta de la que vas a hablar... corresponde ¿no?"

Quiso contestarle a Domingo pero se había perdido la señal. Salió al patio, aprovechando que seguía la discusión entre Eleonora e Isabel, para lograr enviar la respuesta. Estaba muy oscuro y en el terreno del fondo se escuchaban ruidos muy extraños. La curiosidad fue más fuerte que ella y se trepó al paredón. No podía creer la violencia con que trataban a unas chicas adolescentes tres hombres mayores. -Algo tengo que hacer-, pensó -¿no será este el lugar donde traen menores para prostituir?. (Todos hablaban de esto, pero nadie sabía dónde exactamente)

-Cristina! Vení! Llegó Domingo! -dijo Eleonora...

-Hola Domingo... vení por favor a ver esto ¿escuchás? Esas chicas me parece que necesitan ayuda.

-Noooo, Crisitina, no te preocupes... se juntan siempre ahí y esa es su forma de divertirse. Dale entremos. ¿Estás decidida?-

-Y sí...! vos qué decís…-

-No sé.... me parece que correspondería que María estuviera al tanto, que tendrías que esperar que vuelva de Italia. Debería estar de acuerdo con la decisión de contarle a Cristina... es su hija-

-Sí... y tu nieta... vos no me decís nada pero debe preocuparte la reacción de Cristina ¿no?

-Mirá, recién le decía a Juan, María es grande y tiene derecho a armar su vida como quiera.

No voy a negarte que cuando me enteré de la relación de ustedes me impresionó... eso no quiere decir que me haya caído mal. Vos sos una de mis mejores amigas, a pesar de que podría ser tu padre... y ella mi única nieta. Pero ¿ sabés qué? A esta altura de mi vida de todas las cosas que dejaron de conmoverme la única que me sigue pareciendo que vale la pena es aquello que se hace por amor. Y entre ustedes hay eso, amor! Si hay que pelear por ello hay que pelear...-

-Ayy Domingo, gracias... vos siempre con la palabra justa y alentadora...-

-Vamos, dale, tranquila. Yo te puedo ayudar...

Domingo y Cristina abrazados fueron entrando a la casa.

-¡Gracias amigo! pero no me pidas tranquilidad, Eleonora es muy prejuiciosa, chapada a la antigua, no creo que lo entienda... nos conocemos hace tantos años. Siento que no me perdonará jamás-

-Tal vez sea cierto lo que decís pero sería bueno que recordaras que hace quince años fuiste vos quien tuvo que perdonarla... eso intentaba decirte en el restaurant cuando te ofuscaste. En ese entonces su actitud tuvo que ver con una traición en cambio vos vas a hablarle de una relación de amor...

-Sí... que se la oculté todo este tiempo...

-Bueno, eso no es traición... eso es escamotear información ja! No es lo mismo chiquita!-

-Sos de lo que no existe vos...

-Y sí... dudo que ande otro Domingo por el mundo... menos mal!! Vamos dale... Eso sí! preparte para un ataque de nervios de Eleo, desde que toma esas pastillas anda medio loquita... Es la hora de la verdad, vamos...

-Uy... suena feo eso-

-Sí... eso. Una cuestión de sonido... como son a veces las palabras, sólo sonidos.

Mientras entraban a la casa, Eleonora había logrado tranquilizar a Isabel.

-Bueno sirvo el café y me contás lo que viniste a decirme!-

Cristina seguía muy nerviosa. Domingo apretaba su hombro dándole señales de apoyo. Eleonora entra en la sala con el café, lo sirve y se sienta.

- Bueno, a ver, que es eso tan importante Cristina.

- Lo primero que quiero decirte es que espero que comprendas. La situación se fue dando, no pudimos evitarlo.

- ¿Qué cosa Cris? ¿Con quién?, ¡no entiendo nada! ¡Sé más clara!

- Eso intento Eleonora, no es tan fácil para mí. (Cristina respiró hondo, tomó coraje) Me enamoré de María!! Eleonora la miro con furia

-¿Qué? ¿Cómo pudiste? ¿Mi hija? ¿Con mi hija?

- Sabía que no entenderías, por favor…, mi amor hacia María es sincero, no seas injusta.
Eleonora no sabía qué hacer. Miró a Domingo con furia -Culpa tuya! culpa tuya! mirá lo que lograste! Mi hija lesviana! y con ...esta.... Los odio y preferiría que se fueran…-

Domingo y Cristina intentaron calmarla, pero fue imposible. Salieron de la casa y tomaron un taxi.

-Vayamos a mi casa-, dijo Domingo. -Lo primero que tenemos que hacer es llamar a María.
Tiene que saber cuál fue la reacción de mi hija. Ya pensaremos cómo ablandarle el corazón.

- Sí Domingo, yo sabía que no lo aceptaría. Espero que no desprecie a María por nuestro amor.


-No te preocupes Cris que nada de eso va a suceder... Era previsible que reaccionara así pero en poco tiempo va a entender. María va a saber explicarle cómo fueron las cosas para dejarla tranquila y eso la va hacer reflexionar hasta que un día esto se vuelva un recuerdo...
Camino a la casa de Domingo Cristina recibió un mensaje que lee en voz alta.

-Mensaje de Eleo... "Volvé que quiero que hablemos. Tengo que decirte algo..."

-Uh bueno... lo único que falta ahora es que te diga que María es tu hermana... jaja!!

-Domingooo! Cómo podés hacer chistes ahora... jaja!

-Mirá Cris, el día que deje de reírme será porque estoy muerto... aunque me veas andando. ¿Volvemos?

-Y bueno, vamos!

Ya en la casa de Eleonora.... -Cristina vení, pasá, no soy yo quien quiere hablarte, mamá quiere decirte algo- Isabel sentada en una mecedora, con un gesto, obligó a Eleonora a salir de la habitación.

-Escuchá querida- dijo Isabel a Cristina, mientras Domingo miraba por la ventana. -Hace mucho, mucho tiempo, Eleonora me confesó algo.... Por esa confesión es que no entiendo, o sí, su reacción ante esto. Ella hace años me contó que su matrimonio se rompió porque amaba a otra persona...y esa persona, eras vos, Cristina...

-Qué dice Isabel? gritó Domingo....-Qué está diciendo? por Dios!-

-Jamás me di cuenta de nada, no puede ser Isabel, Ud. debe estar confundida.

-Cuánto hace que no tomás la medicación mujer, estás alucinando. Por eso nos separamos!!!


Cristina se levanta y va en busca de Eleonora, quería confirmar los dichos de Isabel. Sube apresuradamente las escaleras, su corazón latía intensamente. ¿Acaso ella no se había acercado a María por su parecido con Eleonora? Tantos años ocultando sus sentimientos, tantos deseos reprimidos... y ahora Isabel sale con esta historia. ¿Podría ser verdad? Llegó a la puerta del cuarto y se detuvo al escuchar el llanto desconsolado de Eleonora.

-¿Qué haces acá? ¡Te dije que te fueras! ¿Cómo pudiste?" dijo Eleonora mientras seguía recostada boca abajo en su cama.

Cristina se acercó despacio, se sentó en la cama y puso sus manos sobre los hombros de Eleonora...

-Eleo, mirame por favor…

-No, no, no... Vos no entendés todo este dolor, ¡andate!

-Mirame, te lo suplico" dijo Cristina con la voz quebrada…

Eleonora volteó su cabeza, las miradas se cruzaron intensamente, el tiempo se detuvo...


Esta historia fue escrita por: María Victoria Hermosilla, Catalina González, Mirta Gottig, Marcela Silva, Flavia Louis, Ivan Pablo Orbuch, Graciela Fernández y Sol Guerrero

2 comentarios:

  1. Muy bueno Sol!, convertiste nuestra locura en cordura!
    GRACIELA

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  2. jaja! la locura de todas siempre tiene solución!!Y tu final lo salvó... impecable!

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