sábado, octubre 16

"La sensación"

Por Sol Guerrero

No se trata de negar la inseguridad en el sentido de no reconocerlo como un fenómeno social que ha ido mutando en la Argentina como en cualquier parte del mundo. De lo que se trata, creo, es de ajustar su análisis a la realidad despojándolo en la medida de lo posible del imaginario que lo sostiene y viendo su trasfondo.



Ya se sabe que el miedo es irracional y por lo tanto instalar la inseguridad en forma indiscriminada, o negarla, da igual en ese sentido. La acción de los medios que buscan instalar los hechos concretos con una carga exagerada de sensación (como son las repeticiones desmesuradas de un mismo hecho), así como cierta postura “nuestra” de intentar explicar que no existe tal fenómeno, instala la inseguridad como tema de agenda cotidiano.

Ahora bien. Entiendo que aún así la cuestión central no pasa por si la “sensación” se fortalece o debilita según cuál sea la acción. Cuando digo sensación digo si los hechos concretos de robo, violencia y en casos extremos asesinato, se derivan o no hacia una situación de amenaza. Lo que creo central es comprender y/o analizar, no el efecto en sí sino esa sensación como resultado de algo que está en su origen y que se pone de manifiesto sin filtro aprovechando que la “ola de inseguridad” es el gran tema de los medios. Digo. Los robos, las violaciones, los secuestros, la violencia, los asesinatos son la “excusa” perfecta para dejar traslucir –“legítimamente”- un profundo sentimiento reaccionario, sectario, discriminatorio que “estaría permitido” dada la amenaza permanente que la sociedad sufre.


No es casual que el problema de la seguridad/inseguridad, para un gran porcentaje de la población, (sobre todo de clase media) no haya sido un tema, ni una sensación generalizada en la época de la dictadura. Por un lado porque los medios no reflejaban lo que sucedía en la calle pero mucho más aún porque los afectados por la inseguridad pertenecían a un sector de la población que finalmente merecía ser reprimida. La misma clase media, y alta hoy, más allá de la amenaza de inseguridad real lo que ve posibilitada es la oportunidad de expresar su odio hacia determinados sectores de la sociedad. La inseguridad habilita el fascismo digamos… habilita la discriminación y la estigmatización de un grupo social específico.


Entonces lo preocupante de la “sensación” que alimentan los medios, sin hablar del fin político que conlleva, no es tanto si la realidad se ajusta o no a esa sensación sino que despierta, dándole cierta legitimidad, los sentimientos de odio y los íntimos deseos de deshacerse de ciertos sectores que cumplen con determinadas características a saber: los pobres, los morochos, los jóvenes (sobre todo de sectores carecientes), los paraguayos, bolivianos y demás, los que viven en villas miserias, los limpia vidrios, los cartoneros, los adictos etc, etc, etc. Y de paso a todos los zurdos que acuerdan con políticas “garantistas”, entonces también, las Madres de Plaza de Mayo, las Abuelas, los piqueteros, los sindicalistas, quienes participan en política, los vagos que cobran un plan…(plan descansar le dicen…) las mujeres que ahora deciden tener más hijos para recibir la Asignación Universal por hijo… los que van a las marchas por el choripán y la coca, entre otros. Los jóvenes que toman escuelas y así… todos estos son motivo de inseguridad finalmente sin ningún motivo sólo porque es constitutivo de la ideología de cierto sector social que hoy ve posibilitada su oportunidad de decir sin cuidado y sin filtro que hay que “matarlos” o –matarlos- a todos.


Este, a mi parecer, es el problema de la sensación y no la sensación. Esto es lo que los medios tienen como objetivo íntimo y perverso. Lo que sucede hoy con la inseguridad sucedió en forma mucho más preocupante en otras épocas pero la sensación no se instaló… Creo que no es casualidad. Cuando el otro porque sí es amenazante no es el otro, es la idea que tengo del otro. Y es esa idea la que se expresa aprovechando la oleada.




1 comentario:

  1. Muy bien escrito Sol.

    Es verdad que a los largo de la historia el país ha pasado por otras inseguridades de las cuales premeditadamente no se informaba.

    También acuerdo plenamente con tu percepción de que tras la difusión estos hechos existe una fuerte intencionalidad desestabilizante.

    Pero sobre todo acuerdo con lo que has sugerido en los primeros párrafos, cuando señalabas los peligros de negarla como fenómeno.

    Finalmente decirte que me alegro mucho de que personas activas políticamente como tu, comprometidas con su Nación, aporten valiosas ideas para su país. Porque cada día va quedando más claro que cualquier proyecto nacional y popular "en serio" va a necesitar fortalecer paso a paso al estado en todas sus areas, entre ellas las que protegen la seguridad de sus ciudadanos, pues no nos olvidemos que allí donde se comete un delito o de vende paco o se incumple la ley en general, el estado no está presente y por tanto la bandera ultraliberal, representante de todo lo antihumano de este mundo se encuentra izada.

    Un abrazo.

    Unai.

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