Ni el tiempo, ni la vida, ni las ideas, ni el cuerpo se detienen;
cambian, se transforman.
Resignifican sus certezas o se amarran.
Se desbordan y contraen,
se agudizan o se aplastan,
se yerguen y se caen.
Se urgen o detienen,
se aferran o se lanzan...
Qué misterios encerrará el amor que más de las veces cuando muta, muere.
No existe el amor anticipado.
La incondicionalidad es una promesa que se miente, y se miente para inventar futuro.
Del mismo modo agoniza un amor que se atolondra como uno que respira del pasado.
El amor es acontecer o no es nada.
El amor existe cuando Es...
Se renuncia a lo que se es, o se está solo...
No hay otra posibilidad.
Como las huellas, nunca hay dos búsquedas de sentidos iguales.
En todo caso hay dos soledades o dos renuncias que se abrazan.
La primera se transita siempre entre tormentas, la segunda, en cambio, no resiste más de un viento.